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Cuando las Ventas Hablan: Responsabilidad, Liderazgo y Humanidad en las Decisiones Empresariales

I. Introducción: Detrás de los números, hay historias humanas

En toda empresa, los números son el pulso que marca el ritmo del negocio. Las ventas suben o bajan, las gráficas se mueven, los indicadores cambian. Pero detrás de cada cifra hay algo más profundo: hay personas, decisiones, hábitos, actitudes… y silencios.

Cuando las ventas caen, lo fácil es culpar al mercado, al cliente o a las circunstancias. Sin embargo, hay ocasiones en que la baja no es un reflejo del entorno, sino del compromiso, la disciplina y el liderazgo de quienes integran la fuerza comercial. Es entonces cuando la empresa debe mirar con objetividad y, al mismo tiempo, con humanidad.

El Artículo 291 de la Ley Federal del Trabajo (LFT) establece que la disminución importante y reiterada en el volumen de ventas, atribuible directamente al trabajador, puede ser motivo de rescisión justificada. Pero más allá de la norma, este artículo nos invita a reflexionar sobre algo más trascendente: cómo construir equipos comerciales que no solo vendan, sino que respondan con ética, pasión y responsabilidad.


II. La caída en ventas: una señal que la empresa no debe ignorar

Una baja sostenida en las ventas no es solo un problema financiero; es un mensaje. Puede ser un síntoma de desmotivación, de liderazgo ausente, de falta de acompañamiento o de pérdida del sentido de propósito. Las empresas inteligentes no solo revisan cifras, escuchan lo que las ventas intentan decir.

El área de Recursos Humanos, junto con Dirección Comercial, debe aprender a leer esas señales. Porque una disminución del 30%, 40% o 50% no solo refleja una falla técnica: puede representar la ruptura de la confianza, la falta de comunicación o la desconexión emocional con los objetivos de la organización.


III. La aplicación del Artículo 291 LFT: más que un acto jurídico, una responsabilidad moral

Sí, la ley permite rescindir un contrato cuando la baja en ventas es importante y reiterada. Pero antes de llegar a ese punto, la empresa debe preguntarse:¿Brindamos las herramientas adecuadas? ¿Acompañamos al colaborador cuando empezó a fallar? ¿Dimos señales claras de apoyo y mejora?

Cada rescisión es un cierre, pero también un espejo que devuelve la imagen de lo que la empresa es capaz de prevenir o corregir. Por eso, el cumplimiento del Artículo 291 no debe ser un acto punitivo, sino el resultado de un proceso justo, documentado y humano. Porque detrás de cada despido hay un aprendizaje organizacional: algo que pudo haberse previsto o fortalecido.


IV. Cuando el liderazgo se apaga, las ventas lo resienten

Un gerente que no supervisa, un ejecutivo que deja de visitar clientes, un coordinador que no responde correos… no son simples fallas operativas: son reflejos de una pérdida de liderazgo, compromiso y visión. Y cuando el liderazgo se apaga, la cultura de ventas se enfría.

Por eso, las empresas deben apostar por líderes que inspiren, no que controlen; que acompañen, no que impongan; que aprendan, no que señalen. El éxito comercial no nace del temor a perder el empleo, sino del orgullo de pertenecer a una organización que impulsa, reta y reconoce.


V. Recursos Humanos: el guardián silencioso del equilibrio

El área de Recursos Humanos tiene una tarea delicada y trascendental:ser la voz de la justicia interna, el punto de equilibrio entre la exigencia de resultados y el respeto a la persona.

Cuando una rescisión procede, RH debe garantizar que los hechos estén documentados, que los reportes sean verificables y que el aviso se emita dentro del plazo legal. Pero también debe velar porque la empresa haya hecho lo correcto antes: prevenir, capacitar y acompañar. Porque el verdadero valor de RH no está solo en ejecutar decisiones, sino en construir una cultura que evite tener que tomarlas.


VI. Reflexión: las ventas no caen de la noche a la mañana

Una pérdida del 40% o 50% en ventas no ocurre por azar. Es el resultado de una serie de pequeñas omisiones que se acumulan y que nadie detiene a tiempo. Por eso, la empresa debe adoptar una mirada más profunda:Cada cliente que se va, cada llamada no hecha, cada correo sin respuesta es una oportunidad perdida… pero también una oportunidad para cambiar.


VII. Conclusión: Empresas que venden con propósito

Las cifras son importantes, pero las personas lo son más. Una organización que entiende eso no solo cumple con la ley, sino que construye confianza, liderazgo y lealtad. El Artículo 291 LFT no es una amenaza; es un recordatorio de que los resultados importan, pero más importa cómo se alcanzan.

Y cuando las ventas bajan, no se trata de buscar culpables, sino de reconstruir la conexión entre el talento, la estrategia y la motivación.

 
 
 

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